El informe revela que la inseguridad alimentaria ha aumentado un 44% entre 2010 y 2022, con un deterioro especialmente pronunciado en los últimos cinco años.
Durante la pandemia de 2020, se alcanzó el peor momento, con una tasa de inseguridad alimentaria del 37,2%. Aunque ha habido cierta mejora en los últimos dos años, todavía un tercio de la población infantil sufre privación alimentaria en el segundo semestre de 2022.
Sin embargo, ha habido una progresiva recuperación, alcanzando el 12,4% en 2022. Se destaca que las ayudas alimentarias directas e indirectas, como los comedores escolares y comunitarios, han aumentado su cobertura y han llegado al 59% de la población infantil en 2022.
Además, existen desigualdades sociales y regionales significativas, como el hecho de que un niño o niña en el 25% más pobre tiene 17 veces más probabilidades de sufrir privación alimentaria que un par en el 25% superior.
El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA UCA) publicó el documento estadístico: “Retorno a la senda de privaciones que signan a la infancia argentina. Las deudas sociales con la infancia se retrotraen a los niveles prepandemia, marcando lo estructural de las carencias y desigualdades sociales que condicionan su desarrollo”.