POR EMILIA ORTEGA.- El miércoles pasado, Cristina Fernández de Kirchner se encargó de dejar bien en claro su postura respecto de quiénes debían ser las autoridades para la Cámara de Diputados y del Senado que el presidente electo Javier Milei definiría en las próximas horas. Lo dijo un par de días después de que los electos legisladores nacionales del mileismo mantuvieran encuentros para ver quién presidía sus bloques, oportunidad en la que también pusieron el grito en el cielo diciendo que querían que una o uno de ellos ocupará los principales cargos en las dos cámaras. Cristina escuchó eso y jugó su carta fuerte, fiel a su estilo, generándole más alboroto interno al presidente electo con su tropa y viendo si podía volver a ser dueña de algunas iniciativas en el tablero político nacional tras la derrota electoral.
Finalmente, Milei buscó en su tropa y optó por Martín Menem para presidente de la Cámara de Diputados, mientras que Francisco Paoltroni será presidente provisional en el Senado.
El primero es el hijo de Eduardo Menem, peso pesado del Senado en los 90´s y sobrino de Carlos Saúl, el dos veces presidente. El encantó por esa década tan defenestrada por el kirchnerismo y ese amor por el menemismo que tiene Milei seguramente le hizo pensar que ese apellido patricio justicialista debía estar grabado en su equipo cercano de gobierno.
Pero la mayor sorpresa fue la de elegir a un rematador de feria formoseño para la Cámara alta. Una señal para el campo quizá. ¿Habrá mucha diferencia entre regatear el precio a la hora de vender ganado y la de tener que conseguir votos en trincheras opositoras para que el flamante gobierno pueda avanzar con la aprobación de sus proyectos en el Congreso de la Nación? A esta hora parece difícil.
Cristina jugó fuerte y se terminó haciendo lo que ella impulsó. Aseguran que prometió conseguir votos propios para que Milei pueda tener las autoridades que considere en el parlamento y quizá también para que cuente con algunos de las herramientas legislativas para comenzar su gobierno. Pareciera que quiere mostrarse como una opositora responsable.
El camino de las decisiones
Tras el primero de los debates de los candidatos a vicepresidentes que se realizó en el canal TN, quien sorprendió y salió triunfante esa noche, Victoria Villarruel, pidió el número del celular de Florencio Randazzo. Allí nació el interés de Milei por el exministro del Interior y Transporte, que es parte del espacio creado por Juan Schiaretti. Fue desde esa noche que Milei pensó en el oriundo de Chivilcoy para presidir la Cámara de Diputados si le tocaba ser presidente. Randazzo por entonces era el postulante a vice de Juan Schiaretti, un hombre al que Milei respetó. Además, el exarquero de las inferiores de Chacarita Juniors considera que la gestión a observar es la de Córdoba. De hecho, ya electo, dos de los primeros nombres que eligió para su gabinete fueron el secretario de Transporte de la provincia, Franco Mogetta, para cumplir esa función en la nación, y luego apareció el nombre de Osvaldo Giordano, quien finalizará su tarea como ministro de Fianazas de Córdoba para ser el titular de la Anses. Al parecer serían otros los cordobeses que partirían a Buenos Aires para cumplir funciones en el mandato de Milei: Daniel Tillard (del Banco de Córdoba al Banco Nación), Hugo Testa (durante muchos años ministro de Obras Públicas provincial para ser secretario de esa área a nivel nacional) y también ronda el nombre de Fabián López (¿Enhosa? No parece estar muy convencido todavía).
Luego, cuando Mauricio Macri se acercó a Milei tras la derrota de Patricia Bullrich, y se dio el pase a la segunda vuelta del propio candidato libertario y Sergio Massa, entre los temas que le propuso fue que Cristian Ritondo podía ser un posible candidato a presidir la Cámara baja. Hubo presión del expresidente de la Nación pero no alcanzó.
Así fue que surgió la pulseada entre los bonaerenses Randazzo y Ritondo para ocupar un lugar que, luego de tantas vueltas, ninguno de los dos terminó alcanzando. Ni el gusto inicial de Milei ni el intento de imposición de Macri. Cristina fue clave con sus movimientos y declaraciones en el momento justo para la definición de ese cargo y en el de la presidencia provisional del Senado. Como ella dijo, los nombres tenían que salir del seno de La Libertad Avanza. Además, si hay algo que quería era que Randazzo quedara afuera, por viejas peleas que ya no vale la pena recordar.
El peronismo se sacude la tierra
Un peronismo nacional que se sacude la tierra tras el porrazo electoral intenta retomar sus pasos. Massa, quien aseguró en el último debate presidencial que no tiene empresarios amigos, consiguió en tiempo récord y sin necesidad de presentar un currículum que tres grupos económicos poderosos le ofrezcan trabajo en el exterior. Un exilio obligado para tratar de olvidar el traspié en las urnas, más allá de que como candidato cumplió de manera eficiente y obediente con todas las partituras que le pusieron sus caros estrategas, quienes no lograron tapar con su postulación la tarea de ministro de Economía que seguía cumpliendo, siendo responsable de una inflación galopante y de un nivel de pobreza en la población que exaspera.
Massa preparando las valijas como muchos argentinos para buscar mejor suerte en el exterior. Tenues aleteos de gobernadores peronistas que quieren dejarle en claro a Milei que no se la harán difícil al menos en el comienzo, siempre y cuando no le pase la motosierra a los fondos que deben recibir. Cristina manoteando el timón de un peronismo que vuelve a ponerse el traje que menos le gusta, el de opositor. Queriendo mostrarse otra vez como la única chance salvadora del movimiento que allá lejos y hace tiempo encabezaron Perón y Evita. Habría que recordarle que ella también es una de las grandes perdedoras de la elección pasada.
Mientras Milei termina de armar su gabinete para intentar sacar al país de la crisis, el justicialismo tiene claro que debe renovarse para intentar reverdecer viejos laureles en el próximo turno electoral.