El Ministerio de Salud provincial advierte sobre la importancia de profundizar los cuidados en la preparación, manipulación, conservación y compra de los alimentos, ante la llegada de las próximas celebraciones de Navidad y año nuevo.
Las enfermedades transmitidas por los alimentos (ETA) son provocadas por la ingesta de alimentos y/o bebidas contaminadas con gérmenes, como virus, bacterias y parásitos, que pueden afectar nuestra salud.
Es necesario resaltar que muchas veces esta contaminación no altera el sabor, el color o el aspecto de la comida.
Los síntomas incluyen dolores abdominales, diarrea, vómitos y fiebre. También pueden presentarse síntomas neurológicos, ojos hinchados, dificultades renales o visión doble. Esto se manifiesta a las pocas horas o días después de ingeridos los alimentos. Su duración e intensidad dependerá de la cantidad de microorganismos presentes en el alimento, el volumen consumido y el estado de salud de cada persona, entre otros factores.
Ante estos cuadros, se debe concurrir al centro médico más cercano.
Cabe destacar que se deben extremar los cuidados con personas mayores, niños y niñas menores de 5 años y personas gestantes, ya que constituyen un grupo de riesgo y las consecuencias pueden ser severas, dejar secuelas o incluso provocar la muerte.
Recomendaciones
Para evitar o disminuir el riesgo de las ETA, es necesario tener en cuenta las siguientes pautas:
Compras
- Adquirir los alimentos en comercios que reúnan las condiciones higiénicas y sanitarias mínimas.
- Organizar la salida para comprar primero los alimentos no perecederos; dejar para después los alimentos frescos y perecederos, como leche, queso, pescado y otras carnes; y finalmente los congelados.
- Comprar productos pasteurizados y con rótulos, leerlos atentamente y rechazar los que estén vencidos.
- Excluir alimentos que muestren señales de falta de higiene o seguridad: envases rotos, deformados, sucios, con pérdidas de contenido o en los que se observen fisuras o tapas flojas.
- Colocar en diferentes lugares los alimentos crudos y los listos para consumir. Separarlos de los productos de limpieza.
Higiene y preparación
- Antes, durante y después de manipular alimentos, lavarse las manos con agua y jabón durante 40 segundos, limpiando dorso, muñecas, espacios entre los dedos y debajo de las uñas. También luego de ir al baño, cambiar pañales o tocar mascotas.
- Limpiar frecuentemente superficies, utensilios y tablas con agua caliente y detergente.
- Usar agua potable en todo momento. Si el suministro de agua no es confiable, antes de añadirla a los alimentos o de transformarla en hielo para refrescar las bebidas: hervirla durante 5 minutos o agregarle 2 gotas de lavandina concentrada por cada litro de agua, siguiendo las instrucciones que figuran en la etiqueta del producto.
- Al cocinar y conservar, separar siempre los alimentos crudos -en especial carnes y pescado- de los cocidos. Utilizar diferentes tablas de cortar y utensilios para prepararlos.
- Consumir alimentos frescos, adquiridos con pocos días previos a su cocción.
- Cocinar los alimentos por completo, especialmente la carne de vaca, cerdo o pollo y los pescados, cuidando que no queden partes crudas en su interior.
- Lavar las frutas y verduras frescas con agua potable, especialmente si se consumen crudas.
Conservación a temperatura adecuada
- Guardar la comida en la heladera inmediatamente al terminar de preparar o consumir. De no ser posible, evitar que quede a temperatura ambiente por más de dos horas.
- Refrigerar los alimentos cocinados y perecederos, preferiblemente por debajo de 5°C.
- Evitar guardar sobras por mucho tiempo, ni siquiera en la heladera.
- Descongelar los alimentos en la heladera o el microondas, nunca a temperatura ambiente, para evitar la proliferación de bacterias.
- Al transportar alimentos en conservadoras, mantenerlas a la sombra, abrirlas lo menos posible, y colocar hielo en bolsas térmicas o aislantes y sobre los alimentos.